El circuito mundial de voley playa, que fue creado en 1989, destaca por la espectacularidad de las localizaciones elegidas para llevar a cabo las pruebas. Así, a lo largo de su historia, el circuito ha propiciado estampas tan espectaculares como una pista de voley playa a los pies de la emblemática Torre Eiffel de París, la puerta de Brandenburgo de Berlín o la misma Font Màgica de Montjuïc.
En pleno centro neurálgico de la ciudad, con un telón de fondo tan majestuoso como el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC). La espectacular imagen fue posible gracias a los cerca de 1.500 toneladas de arena que cubrieron la pista central y las pistas de entrenamiento.
Por segundo año consecutivo, teníamos la oportunidad en Barcelona de poder disfrutar del magnífico espectáculo del Voley Playa. La edición de 2.008 me sirvió como experiencia, y aprendi bastantes aspectos de cómo se tiene que fotografiar este deporte, las imágenes que capturé ese año estaban bien pero no aportaban nada especial. La edición del 2.009 me la plantee con lo aprendido el año anterior, y creo personalmente que han quedado bastante aceptables.
En esta ocasión las composiciones están mucho mas elaboradas, en la mayoría de ellas primero buscaba un fondo de imagen y esperaba a que pasara algo dentro del visor para disparar. No siempre puedes capturar la acción dentro de esa composición que te has marcado, pero cuando lo consigues, la adrenalina te sube desde el dedo del disparador hasta el cerebro.
Una de las bases principales que seguí para intentar capturar las imágenes, fue la del estudio de las participantes. Su forma de sacar, de moverse en la pista, gestos repetitivos, señales y como celebraban los puntos.
Otro principio y objetivo fundamental que tenia para esta serie de imágenes, era la de no disparar nunca en modo ráfaga, nunca lo hago porque pienso que es la forma de estar atento al mas mínimo detalle, y mantener en alerta constante al trinomio – ojo, cerebro, dedo -.
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